Castiltierra y su tesoro perdido
Hay quien defiende que hasta el propio Jefe de las SS, Heinrich Himmler estuvo a punto de visitar estas tierras olvidadas del noreste segoviano y, según ciertas fuentes, poco faltó para que lo consiguiera. ¿Qué podía buscar la Alemania nazi en Castiltierra, un lugar tan alejado de los circuitos al uso?
De España, dos lugares llamaron su atención; uno de ellos fue Canarias y otro Castiltierra, un pueblecito semi despoblado en tierras de Fresno, en Segovia, donde una gran necrópolis visigoda de casi quinientas sepulturas, había sido hallada por casualidad en los años veinte del pasado siglo, al construir una carretera.
Tan sólo unos años después, llegaron a iniciarse excavaciones en la zona pero no corrían entonces buenos tiempos y la guerra civil abortó brutalmente cualquier proyecto de continuidad; muchos de los restos hallados fueron entonces expoliados o vendidos al mejor postor. Sin embargo, casi al final de la contienda, un tal Martínez Santa-Olalla, arqueólogo afín al régimen y formado en Alemania, comenzó a dirigir la Comisaría general de excavaciones arqueológicas y curiosamente, el interés por Castiltierra se reavivó. Se rumoreaba que Himmler venía a España y las excavaciones en Castiltierra se reanudaron, para poder, según ciertos autores, ofrecer al nazi conclusiones sobre sus ancestros germanos en la España altomedieval.
Además de en alguna colección privada, el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid, reserva una pequeña vitrina a Castiltierra. En ella pueden admirarse los ajuares de dos de las más de doscientas tumbas visigodas que contenían objetos funerarios y que por suerte no salieron de España.
Broches, fíbulas y otros objetos considerados de ajuar, como sortijas, pendientes, collares, brazaletes y abalorios, además de vasijas y espadas son parte del tesoro expoliado de una de las mayores y más importantes necrópolis visigodas de España. Lo que de Castiltierra salió no volvió más, y sólo podremos admirarlo si viajamos a Austria o Alemania, donde ciudades como Colonia, Nuremberg o Berlín guardan recuerdo del tesoro visigodo de las tierras de Fresno.