La belleza de lo sencillo

La ciudad de Wamba

Castilla es tierra de despoblados y Segovia no podía ser excepción. Casi la mitad de las poblaciones que surgieron en nuestra tierra a raíz de la repoblación medieval tras las sucesivas derrotas a los sarracenos han ido desapareciendo a lo largo de los siglos, dejando apenas restos visibles. Muchas no llegaron al XIX y otras tantas no superaron el siglo XX.

Plaza de La Alameda
Plaza de La Alameda

La Alameda es, desgraciadamente, uno de nuestros núcleos despoblados más recientes: Desapareció en la segunda mitad del siglo XX siendo entonces uno de los barrios del municipio de Orejana, en la comunidad de Pedraza, tierra de sabinas y enebros.

El pilón
El pilón

Orejana es así, y eso que dejó de existir hace siglos... eso sí legando su topónimo a un grupo de pequeñas localidades que se aglutinaron bajo su nombre: Orejanilla, El Arenal, La Revilla y Sanchopedro.

La Alameda era conocida popularmente como la ciudad de Wamba, en referencia al famoso rey visigodo, que la leyenda habría mágicamente transportado a estas tierras y al que atribuía su mismísima fundación. No nos extraña en tierras de Orejana, donde dicen que nació el emperador Trajano, en el ahora barrio de Orejanilla, o donde mantienen el balcón de Pilatos, que la leyenda cuenta se refugió en estas tierras para pagar su terrible y bíblico error. 


 La Alameda debió su nombre a su propio paisaje, un lugar plagado de álamos en un terreno fresco con abundante agua. Contó con buenos edificios, algunos todavía en buen estado, y ofrece una imagen apacible a pesar de las ruinas de algunas de las viviendas o de los portalones cubiertos de zarzas... pero, de alguna forma, parece que un vecino está a punto de salir de su casa rn cualquier momento para saludarte al lado del pilón de agua clara que un vecino de la cercana Orejanilla mantiene siempre limpio. 

Para llegar a la ribera del arroyo del Pontón, nos desviaremos primero por La Alameda. Reconoceremos aún fechas y nombres en sus viejos edificios y nos refrescaremos en su fuente antigua, abovedada como otras muchas en esta tierra. Muy cerca, recorreremos un tramo de La Sanjuana, un antiguo camino real y cordel de ganado lanar, que atraviesa todo el territorio y disfrutaremos de su silencio.

La diáspora a la gran ciudad que azotó Castilla a finales del siglo XX, la falta de servicios básicos, como las carreteras, la luz o el agua corriente convencieron a los habitantes de La Alameda a dejar definitivamente su paraíso.


El camino que conduce a este pequeño barrio es un bonito sendero que remonta la ladera de un cerro a la sombra de esbeltos árboles.


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