Toponimias peculiares
Hay paisajes que escapan a la mera percepción sensorial. Hay algo en ellos que sólo seremos capaces de descubrir cuando rastreamos su historia, cuando viajamos por la memoria de sus pasadas identidades, a los orígenes de su propio nombre...
Usando los términos debidos, hagiotopónimos, gentilicios, antropónimos, zoónimos, fitónimos, hidrónimos y algún -ónimo más configuran el paisaje toponómico de esta y el resto de las provincias españolas. La inmensa mayoría de nuestros pueblos y despoblados siguen esta pauta, y dentro de ese cajón de sastre, los hay muy, pero que muy especiales.
Se trata de paisajes tan evolucionados, tan distintos de lo que una vez fueron que, además de la tradición, la historia o el uso social, la toponimia se ha convertido en el indicador determinante que los vincula a un territorio, mediante sentimientos de cariño o pertenencia. Les aporta un significado.
Puede que la toponimia no sea una ciencia exacta pero la información que proporciona es sin duda valiosa para conocer nuestras raíces y la forma en que se generó nuestro paisaje.