La belleza de lo sencillo

Milcáravos

Parece absurdo que una población haya desaparecido completamente, de forma que sea prácticamente imposible de localizar, incluso si hay pruebas más que suficientes de su pasada existencia.

Milcáravos es un claro ejemplo. Surgió y desapareció sin dejar huella física, a pesar de que su posición estratégica, entre las comunidades medievales de Pedraza y Segovia, podía haber hecho de ella un lugar sino notable, al menos conocido.

Incluso su nombre nos ha dejado el enigma de su significado, pues, lo único que parece evidente es que una cantidad de algo, en su momento, definió su geografía. Interpretaciones hay si la referencia es a cangrejos, búhos o piedras, palabras que podrían tener una grafía similar en la época... o perros, tal como consta la palabra en los Fueros medievales de la cercana Sepúlveda. 

Santa María de la Sierra
Santa María de la Sierra

Sin embargo, como la toponimia no es matemáticas, Milcáravos pudo tener otros orígenes etimológinos, con ninguna referencia numérica. Para J.M. Martín Mesa, se trataría de una unión de tres raíces indoeuropeas: Mel (desmenuzado), car (piedra) y ab (agua), de decir, piedra de donde mana el agua. Curiosamente, en el siglo XVI, al cercano arroyo Sordillo se le llamaba Belcáravos, un topónimo menor que guarda una aparente relación con nuestra misteriosa aldea.

Creen los historiadores que esta localidad serrana, con tempranas referencias administrativas y registrada por el historiador Colmenares, que ya cotizaba a la diócesis segoviana en el siglo XIII como "Lomun de Milcarauos", no debía estar muy lejos de las ruinas del monasterio cisterciense de Santa María de la Sierra, por debajo del molino, en Collado Hermoso, y muy próxima al entonces llamado río Lacertera. M. González Herrero  estudió el tema en profundidad y por él sabemos de esta cacera ya en uso en el siglo XI que desviaba las aguas del río Viejo, justo en el límite de dos territorios, el de Pedraza y el de Segovia, que tradicionalmente pugnaban por su uso. Curiosamente lo que popularmente se conoce como río Viejo, el que desemboca en el Pirón junto a la cueva de la Vaquera, es realmente esta histórica cacera, mientras que el verdadero río Viejo lo hace también en el Pirón pero a la altura de Santo Domingo.

La etimilogía del río Lacertera, de lagarto, podría abonar la teoría sobre la abundancia de pedregales en la zona y sobre el propio origen de la denominación de Milcáravos.

Milcáravos, fuera cual fuera su significado, debió de desaparecer tempranamente y no nos dejó ni una sola pista de donde se asentó.

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