Lo que oculta Fuentesoto
Fuentesoto guarda dos sorpresas, una detrás de la otra. En sus proximidades, la iglesia románica de San Vicente de Pospozuelo, antiguo despoblado de la zona, no deja de sorprendernos al mismo borde de la carretera, por la pureza de sus formas, ahora restauradas. Ya en el pueblo, en lo más alto, San Gregorio es otro ejemplo de de patrimonio reencontrado y esta vez por los propios vecinos, que se negaron a permitir su ruina y aportaron fondos para su consolidación. El resultado fue notable y la restauración parcial del templo nos permite ahora admirarlo de paso que visitamos a San Vicente, la más atractiva de las joyas locales.
San Vicente se encuentra en el camino de Sacramenia. El templo, de una sola nave, tuvo previsiblemente su origen a comienzos del siglo XIII y se encuentra en una zona boscosa, al lado de una necrópolis altomedieval, de tumbas antropomórficas escavadas en la roca.
San Gregorio, por su parte, se convirtió en el cementerio de Fuentesoto, en tierras de Fuentidueña, desde principios del siglo XIX, cuando entró en funcionamiento la iglesia nueva, la actual parroquia de la localidad. Por esta razón, no conserva la nave, cuyos muros fueron demolidos para emplazar el camposanto, pero sí se restauró su ábside rectangular, un hermoso arco apuntado en su presbiterio y su esbelta torre, de posterior datación, que anuncia su presencia desde la colina en que se asienta.