La belleza de lo sencillo

Pliegues... pero de rodilla

"De cuando en cuando se observan ciertos riscos, que, a manera de pirámides, se levantan a considerable altura sobre el nivel común de los demás y otros todavía imitando una forma más cuadrada representan las almenas y castilletes de una formidable muralla"

Un paseo por las cercanías de la Hoz y San Frutos
"Minerva de la juventud española", Juan Manuel Ballesteros, 1834

Es sobradamente conocida esta característica formación geológica, un monoclinal, descrita como en pliegue de rodilla que puede observarse desde Sepúlveda y que todos conocen popularmente como la silla de montar o la silla de caballo. Es otro de los caprichos de esta zona noreste de la provincia y no es un hecho aislado.

Desde la planicie de San Julián, en Castrillo de Sepúlveda, puede observarse otra formación similar, que llamaremos para diferenciarla de la sepulvedana la "otra silla de montar". El pliegue de San Julián está afectado por la erosión posiblemente en mayor medida que el de Sepúlveda, pero no por eso dejan de admirarse sus estratos verticales tan llamativos.

Estas formaciones tuvieron mucho que ver con la formación del cañón del Duratón durante el Paleozoico: las calizas, entre otras rocas, se fueron acoplando a las bases graníticas inferiores y a su vez se fueron fracturando en bloques, dando lugar a largas y anchas crestas, o crestones, con forma de ruinas atávicas, tan peculiares en la zona, y que a veces producen la ilusión de estar viendo construcciones realizadas por la mano del hombre.

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