Neguillán
La historia de la Comunidad de Villa y Tierra de Coca tiene mucho de heroico y de legendario; además de haber sido un gran centro neurálgico del mundo romano, fue temprano repoblada por gentes del norte, si es que llegó en algún momento a despoblarse en tiempos de la invasión árabe. Con los últimos latidos del siglo XI, el rey Alfonso VI la incluyó definitivamente en la zona cristiana, y pronto se incorporó a la diócesis de Segovia.
Fue entonces cuando empezó a conocerse a esta tierra con un apelativo distintivo y singular, "La cuadrilla de Nuestra Señora de Neguillán", un territorio formado por nueve aldeas, y más de diez despoblados actuales, que se identificó con el nombre de la que de muy antiguo consideró su patrona, la Virgen de Neguillán.
Esta comunidad contó desde el comienzo con su propio ejército, la escuadra de Nuestra Señora de Neguillán y esta milicia, que fue tremendamente activa, participó en mil y una batallas "atenta siempre al servicio de nuestros reyes" y paseó el pendón de la Virgen tanto por la geografía española como por la extranjera; por ello, obtuvo privilegios y libertades, de los que la comunidad se benefició, fundamentalmente en la época de la reconquista, dado que ésta fue la primera vez que una comunidad de villa y tierra participaba en un conflicto armado. Su historia concluyó en 1837, a raíz de la disolución legal de las comunidades, pero dejó en la memoria colectiva un sorprendente recorrido de más de seis siglos; Historia y leyenda todo en uno pues, desgraciadamente, las tropas napoleónicas, saquearon y destruyeron el archivo de la villa de Coca durante la guerra de Independencia y los relatos de muchas de sus proezas no han podido llegar a nosotros, sino por transmisión oral.